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En Clínica Biobío, Nancy encontró la atención especializada que necesitaba para tratar el cáncer y la dermatomiositis. Fue atendida por un equipo multidisciplinario de especialistas, quienes diseñaron un plan de tratamiento que primero buscó salvar su vida, para luego comenzar a tratar la enfermedad autoinmune que presentaba.

Cuando a fines de 2023 Nancy Aguilera (67) comenzó a sentirse mal, de inmediato pensó en hacerse un chequeo completo en Clínica Biobío, donde se atendía habitualmente. Además de conocer su estado de salud, le interesaba saber la causa de un extraño “sarpullido” que había aparecido en su cuello.

El dermatólogo que la vio, el Dr. Bernardo Bancalari, le pidió hacerse una biopsia para confirmar su diagnóstico: que se trataba de dermatomiositis, una enfermedad inflamatoria autoinmune, que genera erupción cutánea y afecta los músculos, generando debilidad y falta de movilidad.

Lamentablemente, los síntomas de Nancy se agudizaron de un momento a otro, debiendo ser trasladada de urgencia a la Clínica, la noche del 25 de diciembre. “Esa semana me sentí muy mal, débil, se me dificultaba caminar, incluso tomar las cosas... y la noche de Navidad me resbalé al tratar de pararme, apenas podía mantenerme en pie”, recuerda.

En Urgencia, tras efectuarle múltiples exámenes, cuyos indicadores se mostraron alterados, fue internada en la Unidad de Cuidados Intermedios (UTI). “Me dejaron con oxígeno y medicamentos y, al día siguiente, vino la reumatóloga, la Dra. María Cecilia Cuéllar, quien me explicó que me harían exámenes para determinar la causa de la dermatomiositis”. Fue gracias a esa exhaustiva revisión, que los médicos descubrieron la presencia de cáncer en ambas mamas de Nancy.

Ya con el diagnóstico, lo siguiente fue constatar si se había extendido a otras partes de su cuerpo. “Buscaron en los riñones, en el cerebro, por todos lados, pero no encontraron nada, el cáncer estaba encapsulado”.

Según lo planificado, en mayo Nancy fue intervenida exitosamente. “Me extirparon la mama izquierda y el tejido malo de la mama derecha, y al tiro mandaron las muestras a biopsia, confirmando que era benigno”.

Tras ser dada de alta, relata que distintos especialistas han seguido de cerca su caso, estudiando su evolución tanto por el cáncer como por la dermatomiositis, que aún se encuentra activa. “En el momento, los doctores tenían que tratar lo que era más grave, que en este caso era el cáncer, porque de eso me podía morir”, sostiene.

También le indicaron que debía seguir con terapia kinesiológica para recuperar la fuerza y movilidad que había perdido producto de la dermatomiositis. “Al salir de la Clínica no podía caminar, no podía sostenerme y me atoraba mucho al comer, pero de a poco he ido avanzando... La verdad es que salí con muchas limitaciones, pero sin cáncer y eso es lo importante”, finaliza.